El primer sacerdote
maya: 'El fin del mundo llegará al quebrar la estructura económica'

Atentos
todos: el fin del mundo sí va a llegar. Fin
del mundo, fin de un ciclo... pero fin. Algo se acaba para que otra cosa
(distinta, mejor) pueda comenzar. No es un cataclismo, es una oportunidad.
Omrael Norbert Muigg es el primer sacerdote
maya en la tradición de los Mayas Pocoman de Guatemala, e imparte su mensaje
por el mundo. Ha impartido un taller en Valencia, donde ha aprovechado la
oportunidad para presentar su libro, 'El Sol Maya'. Su mensaje es que las
profecías eran ciertas. Esto se acaba.
Defiende "la perspectiva maya del fin del
calendario de la cuenta larga", un periodo que culminará el 21 de
diciembre "después de 5.125 años donde la humanidad entró
en un periodo de oscuridad". ¿Y qué vendrá a partir de
entonces? "Un periodo de luz y conexión con nuestra alma". Un cambio
a mejor, parece.
No habrá, pues, ninguna explosión brutal que
destruya el mundo aunque, ojo, sí es posible "que el fuego y el agua tengan mayor
actividad" a
partir de esa fecha. Quizás algún volcán o algún pequeño susto natural. Pero el
cambio estará dentro. "En los años venideros habrá grandes
transformaciones, unas que tienen que ver con la tierra, la naturaleza... y
otras sobre la economía y la política", apunta Norbert.
Aunque a las que más trabajo dedicará este
sacerdote es "a las transformaciones individuales, donde las
personas vamos a tener oportunidades únicas de evolución".
Y sobre ese fin del mundo, que asusta, Norbert
reconoce que lleva muchos años escrito. "Es el final de un ciclo. El final
de un mundo porquelos mayas ya
anticiparon que quebraría" y lo hará, precisamente,
"por la estructura económica". Todo remite pues a la crisis.
Con todo, no hay que preocuparse por lo físico;
según este sacerdote, nadie morirá en esa fecha. Él vivirá el 21 de diciembre
en Guatemala, en un centro ubicado en el lago Atitlán, donde trabaja en
programas para niños necesitados. "Tenemos que conectar más con la
naturaleza", avisa.
Su misión es la de convertirse en "puente"
para unir a personas y culturas. El 2012 es un año icónico.
Quizás no se el fin, pero sí el inicio de "grandes cambios internos y
externos", según Norbert. Nada se destruye, decían los sabios.
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